Chakra frente
 
 
 

 

Con el sexto chakra entramos en el reino de la luz. Mientras el sonido se expresa como una onda de colisión entre las moléculas del aire, la luz es una energía vibracional mucho más fina, ya que se trata de una radiación a nivel atómico. Podríamos decir que la luz es la voz de lo átomos, mientras que el sonido lo es de las grandes estructuras: rocas, cristales o seres humanos.

La luz visible, que se caracteriza por unos paquetes de energía llamados fotones, tiene propiedades tanto de onda como de partícula. En tanto que onda podríamos establecer una relación con el sonido, mientras este se expresa en forma de "tonos o notas" (vibraciones), la luz lo hace en forma de colores (longitudes de onda). Evidentemente la velocidad de propagación de ambas es muy diferente, ya que mientras el sonido viaja a 1224 kh/h, la luz lo hace a 300.000 km/seg.

Simbología del chakra

Los hindúes dieron al chakra del entrecejo el nombre de Ajna, que inicialmente significaba "percibir" y posteriormente pasó a significar "dominar". El número de pétalos ha ido aumentado en cada chakra conforme íbamos ascendiendo, pero al llegar al sexto chakra sólo hallamos dos pétalos. Esto ha supuesta diversas interpretaciones: los dos mundos de la realidad, el manifiesto y el oculto; los dos nadis entrelazados, Ida y Pingaga o dos alas que simbolizan la capacidad de este chakra trascender en el tiempo y el espacio.

Los dos pétalos blancos alrededor de un círculo, en el que se inscribe un triángulo invertido de oro (tribuna) que contiene el lingam y el sonido semilla es el Om, que hace vibrar los huesos de la cara y estimulara ese centro. En el pericarpo, la shakti Hakini con seis rostros rojos y seis brazos, sentada sobre un loto blanco. Sobre ella, una luna creciente, el punto Bindu de la manifestación y Shiva representado por tres rayos.


 
 

 

Localización en el organismo

El chakra del entrecejo, como se le llama a veces, reside en la parte media del cráneo, detrás de la frente y ligeramente por encima del nivel de los ojos, en una zona a la cual la tradición asocia con "el tercer ojo". Está asociado con la misteriosa glándula pineal, la cual sigue siendo un misterio para la ciencia. Embriológicamente la pineal deriva de un tercer ojo que empieza a formarse durante las primeras fases del desarrollo embriológico, pero que más tarde se atrofia (1).

(1) Fridjof Capra, El Tao de la Fisica, Madrid, Luis Carcamo, 1984.